Aunque pueda resultar extraño, la alimentación y el estado del tubo digestivo tienen un papel importante en el tratamiento y la prevención de las disfunciones del suelo pélvico.
En nuestro tubo digestivo habitan bacterias, virus, hongos…este conjunto de microorganismos forman parte del 80% de nuestro sistema inmunológico, y los llamamos la microbiota intestinal. En condiciones normales viven en harmonía entre ellos trabajando en sus múltiples funciones, e influyen en:
– calidad y regeneración del tejido conjuntivo
– defender ante microorganismos patógenos
– calidad de la mucosa vaginal y de la mucosa intestinal
– regular la inflamación
Sin embargo, si en nuestra alimentación están presentes productos como azúcares, procesados, productos industriales; o tenemos mucho estrés o dormimos mal…esta microbiota se va a alterar y sus funciones de regulación corporal se van a ver afectadas. Esto nos va a provocar síntomas intestinales como ardor, distensión abdominal, hinchazón de tripa, gases, estreñimiento, fatiga, mal descanso, retención de líquidos, mal humor…
Ante casos como recuperación de postparto, estreñimiento, endometriosis, urgencia miccional, diástasis rectal, dismenorrea, dispareunia, pérdidas de orina, cistitis de repetición, dolor pélvico crónico…deberemos darle importancia a la alimentación.
Por ejemplo:
- Si tenemos una tripa que se hincha mucho después de comer, es posible que la musculatura del abdomen y del suelo pélvico no se activen correctamente, ya que presentamos una inflamación en la zona de abdomen y pelvis que afectarán a las presiones abdominales y pélvicas.
- Si hay problemas de restreñimiento, fácilmente vamos a tener una debilidad del suelo pélvico debido a los esfuerzos que se generan.
- Si tenemos una herida propia del postparto, como una cesárea o una episiotomía, y no nos alimentamos correctamente, la calidad y la capacidad de regeneración del tejido se van a ver comprometidas.
- Si tenemos infecciones de orina por repetición que nos causan quemazón en la zona vulvar, probablemente la microbiota intestinal y, en consecuencia, la vaginal, van a estar alteradas.
¿Y qué tengo que hacer?
Debemos buscar un equilibrio entre la alimentación, el descanso, la gestión del estrés, el ejercicio físico y el contacto con la naturaleza y el sol. Os dejamos recomendaciones generales para mejorar el estado del tubo digestivo:
- Alimentación antiinflamatoria: basada en alimentos reales, como la fruta, la verdura, los tubérculos, la carne, el pescado, los huevos y las grasas saludables
- Beber mucho agua, evitar refrescos azucarados y bebidas alcohólicas
- Eliminar los procesados, los refinados y el azúcar: favorecen a la inflamación que afecta directamente sobre la microbiota
- Practicar actividad física y ejercicio físico de manera regular
- Tener un descanso reparador y profundo de 7-8h: evita pantallas 2h antes de ir a dormir, por la mañana levántate y exponte a la luz del día
- Gestión del estrés: dedícate tiempo a ti
- Contacta con la naturaleza al menos 2 veces al mes, y ten contacto con el sol a diario